La atención plena es el conocimiento y la capacidad de centrar la atención en los procesos y experiencias internos de uno en el momento presente. Se trata de nuestra capacidad de aceptar nuestros pensamientos y observaciones, en lugar de juzgarlos o evitarlos.
La atención plena nos beneficia de varias formas. Las personas que practican la atención plena dicen que cambia fundamentalmente la forma en que viven sus vidas. Los estudios revelan que la atención plena puede reducir la ansiedad y la depresión, estimular su sistema inmunológico, permitirle desconectarse de hábitos y adicciones poco saludables, calmar el insomnio, reducir la presión arterial e incluso cambiar la estructura y función de su cerebro de manera positiva.
¿Cómo empiezo a practicar?
La parte más difícil es, por supuesto, empezar. Sin embargo, si pones una alarma para practicar todos los días, se convertirá en un hábito y más fácil de incorporar en tu día. Incluso una sola sesión de cinco minutos puede tener beneficios positivos para tu salud.
Practiquemos:
La intención de este breve ejercicio es centrar tu atención en tu respiración mientras permites que los pensamientos y las sensaciones vayan y vengan sin juzgar.
- Encuentra un lugar cómodo para sentarte. Pon tus pies planos sobre el suelo y trata de enderezar tu postura. Cierra suavemente los ojos. Deja que tus hombros se relajen y se alejen de tus oídos.
- Presta atención en tu respiración y simplemente permítete continuar respirando naturalmente.
- Ahora, apoya tus manos suavemente sobre tu vientre. Continúa respirando naturalmente.
- Inhala suavemente por la nariz y exhala lentamente por la boca. Continúa respirando lenta y suavemente.
- Repite los pasos.